¿PAS, TDAH? para mí es lo mismo…

Begoña Valerio es acompañante transpersonal, es decir, una profesional que ayuda a integrar emociones y estados mentales con espacios e intereses personales. A lo mejor es por eso que estamos ante una mujer que cuenta su historia con una entereza y naturalidad fuera de lo normal y con un tono vital que te hace recordar que, estemos ante la situación que estemos, la vida es un regalo. Begoña es el motor de su familia y un ejemplo de superación. Hace este escrito en memoria del gran hombre que fue y será su marido, Miguel Angel Martín Gómez. 

Me emociona la música… las flores….  ver cuadros… pasear… mojar mi cuerpo en el mar…

No sé en qué punto comencé a ser PAS (Personas Altamente Sensibles). Y ahora, a mis casi cincuenta, entiendo muchas cosas.

Comprendo que nos buscamos…que nos identificamos. Da igual un PAS que un TDAH, para mí, son lo mismo. Basta una miradita para entendernos los que vamos en el mismo barco. En el de las percepciones.

1. Sobre mi madre

Crecí pensando que algo ocurría con mi madre. Que las otras mamás caminaban al ritmo del viento y la mía a la de un huracán. Que era capaz de limpiar toda la casa, poner las lentejas y darle una pasada al baño, en el mismo tiempo que otras mamás hacían una cama de noventa.

Que mi madre era capaz de lo imposible con la velocidad de dos brazos normales. Creo que lo heredé.

Si no…no me explico aquellos suspensos en matemáticas, lengua o sociales, pero sobresalientes año tras año en educación física.

A partir de la adolescencia, ganar dinero dejó de ser un misterio para mí. Veía que la velocidad era una ventaja a la hora de trabajar. Siempre quieren a alguien que trabaje el doble en la mitad de tiempo.

Cualquier prueba física eran pan comido para mí.

2. Pasó el tiempo… llegaron los veinte y con él… el amor

Y… ¿de quién te enamoras? Pues de alguien como tú. Con quién te identificas.

Alguien que te reconoce abiertamente que tiene un problema enorme de concentración, pero muchas ganas de aprender y que te arranque sonrisas a la mínima. Un soplo de aire fresco y que te regala chistes a cada minuto. Alguien que al que le gusta y vibra con la música y la poesía, como tú.

Alguien que te escribe las mas bellas cartas de amor. Alguien que solo quiere verte feliz.

Alguien lleno de pasión. De risas… y buen rollito.

Y descubres que la vida es fácil. Que hay una edad en la que te sientes poderoso. Que ni los días con sus noches pueden contigo. Que para agotarte hacen falta más que cinco días de trabajo a la semana.

Ves que la ilusión te empuja y que eres supermán a la vera de quien más quieres.

Ya no eres tú. Sois un equipo.

Y viajas… y trabajas…y madrugas… y te compras una casa y un coche… y vienen los hijos.

Y el amor crece. Las discusiones también.

3. “La aceptación es lo que más cuesta”

Les enseñas a nadar… a comer… a saludar… a ser educados… a estudiar… a respetar… a amar la naturaleza…a patinar… a andar en bici… o a jugar al ajedrez. Y tú aprendes a hacer encaje de bolillos con tus horas y el poco tiempo libre que tienes, se te va en ellos. Pero no te importa, es época de crianza. Ya vendrán tiempos de descanso.

Y ves que tus hijos son el doble de rápidos que tú… con los problemas que eso a veces conlleva de falta de concentración y una dosis extra de impulsividad y piensas que hay que parar.

Que quizá…la meditación y alguna terapia psicológica pueden ayudar a tus hijos a llevar la vida al ritmo del viento y no al de un vendaval.

Pero también reconoces que no es ninguna desgracia.
Tampoco un don.
Cada uno es como es.
La aceptación es lo que más cuesta.

4. ¿Nos encontraremos algún día?

Pero entráis en un bucle…y a veces no dormís por las preocupaciones.
Y un día al levantarse…..con un insomnio de casi una semana…se para en seco el amor de tu vida, porque se estrella con el coche.

Y tu mundo desaparece. TODO desaparece… Las cartas, la poesía, las risas y el buen rollito.

Y, sin proponérselo, los demás le recuerdan como lo más grande. Un ser humano excepcional y bueno.
“La chispa de la vida”. El padre… el hijo… el esposo… el mejor amigo…

Y mi eterna pregunta es… ¿Nos encontraremos algún día?