Neuroeducación y neurotransmisores: claves en el TDAH

“Sólo se puede aprender aquello que se ama”

Cita: Francisco Mora

Neurociencia, neuroeducación, neurodidáctica, neurotransmisores o neuropsicólogos son palabras que empiezan a aparecer en publicaciones recientes muy a menudo. En el marco del TDAH y de otros trastornos del aprendizaje se pone de relieve la importancia de estos conceptos si queremos progresar. Padres, profesores y colegios tienen cada día más interés en saber más, porque si fusionas neurociencia, psicología y educación surge una poderosa herramienta que es la neuroeducación. Y cada vez más centros escolares contemplan integrarla en sus aulas. 

Para entender la neuroeducación, primero hay que entender qué es un neurotransmisor y el rol que desempeña en el cerebro TDAH. Sí, han oído bien, en el cerebro. Porque si no entendemos cómo funciona un cerebro TDAH, no entenderemos jamás, cómo piensan, actúan y sienten y, por tanto, no empatizaremos.

El cerebro humano tiene en la parte delantera el prefrontal, donde se encuentran las funciones ejecutivas y la atención. ¿Y qué es una función ejecutiva? Son las actividades mentales necesarias para planificar, organizar, guiar, revisar, regularizar y evaluar el comportamiento. Es decir, todo lo que se ve afectado cuando hay un trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad, TDAH.

¿Y por qué ocurre esto? Porque, según estudios médicos, en un cerebro TDAH existe una disfunción en los neurotransmisores encargados de trasmitir los mensajes entre las neuronas.

Los neurotransmisores relacionados con el TDAH, según la ciencia, son tres: dopamina, serotonina y noradrenalina, los cuales cumplen un papel clave trayendo y llevando información de la parte frontal del cerebro a las demás zonas y a la inversa, para generar respuestas cognitivas y el control de impulsos de la persona. 

2. ¿Qué  pasa si fallan los neurotransmisores?

¿Qué ocurre cuando hay niveles bajos de dopamina?

Si hay un nivel bajo de dopamina, el paciente sufre distracción, presenta dificultad para concluir tareas, para pensar anticipadamente, para responder a tiempo y presenta una impulsividad cognitiva en el que varias ideas se agolpan en su mente dificultando la respuesta. En cambio si el paciente recibe dopamina puede estar concentrado y mantener un buen estado de respuesta.

¿Qué ocurre cuando hay niveles bajos de serotonina?

Si hay nivel bajo de serotonina, hay una permanente insatisfacción, propensión a la irritabilidad, agresión hacia sí mismo u otros, impulsividad de respuesta, comportamientos obsesivo compulsivo, corren mayores peligros porque actúan sin freno y también presentan impulsividad cognitiva por lo que discernir sobre cuál es la mejor respuesta también les cuesta.  En cambio si el paciente recibe serotonina mejora su sensación de satisfacción, mantiene buen estado de ánimo, puede mantenerse enfocado en una sola tarea y mantiene mejor calidad del sueño.

¿Qué ocurre cuando hay niveles bajos de noradrenalina?

Si hay un nivel bajo de noradrenalina, el paciente presenta indiferencia, apatía, a veces depresión y reacciones con agresión. Pero si recibe un nivel adecuado de noradrenalina mantiene un buen estado de ánimo y la atención, y presenta motivación para realizar nuevas actividades.

3. Neurotransmisores y neuroeducación

¿Y qué relación hay entre los neurotransmisores y la neuroeducación?

José Ramón Gamo, neuropsicólogo y director técnico de los Centros CADE desde el año 2016 y Jesús C. Guillén, profesor de postgrado, máster y diplomatura de la cátedra de neuroeducación desde un año posterior, sostienen que si se tiene conocimiento del funcionamiento del cerebro y de cómo afectan ciertas disfunciones de los neurotransmisores en las funciones ejecutivas, seremos capaces de plantear nuevas estrategias para afrontar el actual desafío de la educación.

A través de la neuroeducación se  defiende que la educación tradicional tiene que abrirse a nuevas metodologías de aprendizaje activo que son todas aquellas estrategias que facilitan procesos interactivos y colaborativos entre profesor y alumnos.

No solo de esta manera se podrá crear un marco más adecuado para la diversidad y un aprendizaje basado en métodos más participativos y menos memorísticos, sino que también llegan a plantear que los alumnos con TDAH u otros problemas de aprendizaje podrían depender menos del tratamiento farmacológico para lograr un buen nivel académico y reducir el índice de abandono escolar. 

El método de enseñanza o aprendizaje no estaría basado, por tanto, en memorizar datos, sino en cómo interactuar, colaborar, debatir o investigar para obtener esos datos.

Cristina Morera
Author: Cristina Morera

Emprendedora, Especialista en Marketing Digital y Comercio Electrónico y Organizadora de Eventos. Fundadora de Tdax, web destinada a conectar expertos en Tdah y problemas de aprendizaje con familias

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